En su corazón existían amarguras
Invocaba ignorante y exigente la presencia de la muerte
Y esta sin el permiso divino para tomar su alma debía en parte cumplir aquel pedido.
Una noche de grande luna, de luna llena
Mientras su cuerpo descansaba y su alma revoloteaba entre los mundos de Morfeo.
¡La muerte llego a su lecho y soplo un aire de ultratumba en su interior!
Un aire negro, de un olor dulcemente pútrido se disperso por su organismo,
Tan dulce que impregno su aliento e intento cristalizar su cuerpo,
De ahí en adelante ella misma auto controlaría su destino muerte-o-vida.
Su ser recibió el tormento aleccionador
Deseo morir fervientemente, (…pero de manera hipócrita…)
Por que ¡Realmente se aferraba a la vida entre sollozos y desesperos!
Pronto descubrió su destino…
¡Su libre albedrio!
Responsable de abrirse camino entre la maleza,
De decidir el exilio de hábitos destructivos,
¡De aplicar su propio bálsamo en la herida!
El soplo de la muerte trajo redención y aceptación
El soplo de la muerte trajo redención y aceptación
Y el soplo de la vida…
Dios se lo infunde en la melódica vibración ondulante
De ese continuo palpitar, allí…